Es frecuente escuchar en consulta de terapia de pareja que uno de los miembros refiere que esperaba que él o ella sean el príncipe o princesa, si es azul mucho mejor.  De tal modo que le atribuyen a aquel miembro un conjunto de cualidades desde la fantasía y que luego comienza a explorar y no se encuentran presentes (la desilusión inicia)


En algunos casos se espera que él o ella sea todo un caballero andante o una princesa, y emergiendo incluso fantasías de salvación, sin considerar que tienen un lado humano con sus carencias, inherentes a la calidad del ser justamente humano.

Carencias que todos llevamos desde nuestras primeras relaciones objétales en la infancia y que vamos adquiriendo y llevando con nosotros en nuestras, si es que no se procesaron adecuadamente.
Cuando comienza a surgir el aspecto humano con las ausencias propias del mismo se comienza a medir con las propias idealizaciones de lo que se busca como el príncipe azul, como salvador o salvadora y es necesario mencionar que en las relaciones de pareja se debe de evitar el “idealizar” es necesario asumir que el otro tiene carencias y no es perfecto y no  es ningún salvador de la propia existencia, que en este escenario le estamos atribuyendo la responsabilidad de nuestra propia vida. Lo cual nos corresponde a cada uno de nosotros en nuestras distintas facetas.


Iniciado el proceso de idealización de la pareja, va a originar de por si fisuras en la relación, ya que en algún momento van a comenzar a surgir los “pero”, “no pensaba que era así”, “nunca pensé”, etc., de tal forma que la disconformidad emerge y con ella el pasar la factura. El pasar la factura como el que alguien tiene que pagar la frustración que le están ocasionando. Sin observar que el único responsable es aquella o aquel que idealizo, y no quiso ver o aceptar al otro con las carencias humanas naturales y propias del desarrollo.

Dr. Alvaro Silva