Infidelidad en el Hombre y la mujer
Desde una mirada de género, existió la imagen con matiz de denigración de la mujer y de sobrevaloración del hombre en la historia de la humanidad. Se pueden recordar el mandamiento cristiano que refiere: “no desearas a la mujer de tu prójimo” (encontramos que se desliza, desde el proclamarse, que la infidelidad, ya de por si era un problema presente en el género masculino y la mujer en un rol de objeto). Se presenta la ausencia para el género femenino o menor frecuencia de casos y en otros la mujer era lapidada o probablemente acusada de brujería o hereje. Con lo cual el rol femenino hacia la violencia fue declarado.
Dalmiro Bustos en su obra Peligro Amor a la Vista, refiere a Lilit, la primera mujer de Adán quien lo cuestiona en el ámbito de la intimidad, deseando ir arriba y disfrutar de la relación coital y refiriendo que no desea ir abajo, lo que le costó ser expulsada del paraíso y de las escrituras apareciendo en el Corán y no en la biblia católica. Mientras que Eva fue creada por un Dios desde la “costilla”, y posteriormente, de una parte, de Adán (quién fue creado en primer lugar, como preferencia al género masculino), Lo cual lo observaremos en el devenir de la historia, en un rol secundario. Asumiendo funciones por debajo del hombre.
El ser humano es polígamo, se establecieron un conjunto de convenciones sociales que fueron adoptadas por la sociedad occidentalizada principalmente que se orientan a la monogamia. Al hablar de poligamia engloba tanto al hombre como a la mujer, sin embargo, por un factor de genero se consideró al hombre como responsable de la mayor parte de los actos de infidelidad. Lo cual, no exenta a la mujer, por tradición y roles distribuidos esta fue excluida de su formación histórica social, desde el atribuirle funciones y roles de la feminidad asociados a ser responsable de la familia como de su desarrollo, como del amor en esta. El hombre en un rol de cazador, guerrero y proveedor, el amor y expresión de emociones no era su fuerte.
Surgen inquietudes y controversias en relación a la infidelidad masculina o femenina, si el hombre es más tendiente a la infidelidad que la mujer, en espacios sociales y culturales muy tradicionales, donde los niveles de instrucción educativos son bajos o muy precarios, es muy probable que persista aquella inclinación como hipotesis, sin embargo en espacios donde se socializa la información, las políticas de equidad de género, la informacion se homogeniza los pensamientos e ideas, hombre y mujer tienen los mismos deberes como derechos, lo cual es más propia de los espacios urbanos como cosmopolitas. Es muy probable que la intensidad de la infidelidad en el género femenino como masculino es parte de las relaciones de pareja en frecuencias muy similares, donde la virginidad ya perdió aquella sobrevaloración en pleno siglo XXI.
La infidelidad en la consulta psicológica y de terapia de pareja no se encuentra como patrimonio exclusivo del hombre, sino como rol compartido también por el genero femenino en las actuales generaciones. Desde el discurso de mujeres jóvenes: Si el hombre es infiel, porque no la mujer.
Es otro tema, el de si la infidelidad es mala o buena, aquello pasara por el tamizaje cultural del grupo de origen, sin embargo desde una postura de bienestar psicológico, cabría proponer que deberá primar la sinceridad antes que la formación de triangulo que acarrea sufrimiento tanto a quien la genera como quien es víctima de la misma. Lo cual también dependerá en ocasiones de la cultura personal de cada individuo y de su herencia familiar (cultural).
Lo que sí se puede referir es que algunas parejas pueden superar una infidelidad, otras no lo pueden, lo cual no atraviesa por la intervención psicológica, atraviesa el plano de su cultural, acuerdos internos, creencias y valores personales. En estos casos la intervención se centra en acompañar a superar la crisis generada por la infidelidad. Posteriormente se observara la posibilidad de re-armar a la pareja si ambos lo consideran posible.