Sarcasmo en la pareja

Efectos negativos del sarcasmo en la pareja

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sarcasmo pareja

El sarcasmo en la comunicación de pareja

puede tener efectos tanto negativos como, en algunos casos, neutrales o positivos, dependiendo de la intención, la frecuencia y la manera en que se utilice. Sin embargo, en la mayoría de las relaciones, el sarcasmo tiende a generar distanciamiento, malentendidos y resentimiento. A continuación, te explico sus efectos en detalle con ejemplos:

  1. Dificulta la comunicación clara y efectiva

El sarcasmo introduce un doble significado en el mensaje, lo que puede generar confusión. En lugar de expresar directamente una emoción o necesidad, se oculta bajo una capa de ironía o burla, dificultando que la pareja entienda lo que realmente se quiere comunicar.

Ejemplo:

  • Persona 1: “Oye, ¿podrías ayudarme con los platos?”
  • Persona 2 (con sarcasmo): “¡Oh, claro! Me encanta lavar los platos después de un largo día de trabajo.”
  • Efecto: La primera persona puede no estar segura de si su pareja está de acuerdo en ayudar o si realmente está molesta por la petición. Esto puede generar confusión y frustración.

 

  1. Provoca sentimientos de menosprecio y resentimiento

El sarcasmo suele percibirse como una forma de burla o desprecio hacia el otro, lo que puede afectar la autoestima y generar resentimiento a largo plazo.

Ejemplo:

  • Persona 1: “Me siento un poco insegura con este vestido, ¿tú qué opinas?”
  • Persona 2: “Sí, claro, te ves como una modelo de revista… pero de una revista de los 80.”
  • Efecto: La persona que recibe el comentario puede sentirse herida e insegura, percibiendo que su pareja no la apoya ni valida sus sentimientos.

 

  1. Puede ser una forma de agresión pasiva

En vez de expresar abiertamente el enojo o la frustración, algunas personas usan el sarcasmo para atacar indirectamente a su pareja, evitando la confrontación directa.

Ejemplo:

  • Persona 1: “¿No crees que deberíamos ahorrar más dinero?”
  • Persona 2: “¡Sí, porque tú eres todo un experto en manejar las finanzas, claro!”
  • Efecto: En lugar de abordar el problema directamente, el comentario sarcástico descalifica la opinión de la pareja, evitando una discusión constructiva y generando enojo.

 

  1. Puede erosionar la confianza y la conexión emocional

Cuando el sarcasmo es recurrente, la pareja puede empezar a sentirse insegura o rechazada, lo que afecta la intimidad y la confianza en la relación.

Ejemplo:

  • Persona 1: “Creo que últimamente hemos pasado poco tiempo juntos.”
  • Persona 2: “Sí, porque estar contigo es lo más divertido del mundo…”
  • Efecto: La primera persona puede sentirse ignorada o poco valorada, lo que reduce la conexión emocional y la motivación para resolver problemas juntos.

 

  1. Puede volverse un patrón tóxico en la relación

Si el sarcasmo es frecuente y se convierte en la principal forma de comunicación, la pareja puede entrar en un ciclo de críticas y burlas que deteriora la relación.

Ejemplo:

  • Persona 1: “Creo que sería bueno ir a terapia de pareja para mejorar nuestra comunicación.”
  • Persona 2: “¡Oh sí, porque hablar con un terapeuta mágicamente resolverá todos nuestros problemas!”
  • Efecto: La actitud sarcástica impide que la pareja explore soluciones reales, perpetuando los conflictos.

 

¿Cuándo el sarcasmo puede no ser dañino?

En algunas parejas, el sarcasmo puede ser una forma de humor compartido si ambos lo disfrutan y no lo usan para herirse. Sin embargo, debe haber una base de respeto y confianza.

Ejemplo positivo:

  • Persona 1: “¿Hiciste ejercicio hoy?”
  • Persona 2 (con humor): “Sí, claro, levanté el control remoto un par de veces.”
  • Efecto: Aquí el sarcasmo es una broma ligera que no ataca ni menosprecia al otro.

Machismo y violencia contra la mujer

Machismo en el Perú

El machismo es un elemento en el proceso de desarrollo de las diversas sociedades en su devenir histórico y cultural (transversal), en la que se presenta una sobrevaloración de la imagen masculina. Lo que de por si genera la asimetría y simetría en la estructura de poder interna en la relación de pareja. Lo cual se ha perennizado en diversas sociedades, principalmente las machistas. En nuestra cultura, la mujer se cosifica, se convierte en un objeto de posesión, al cual se le posee y se le cela en las relaciones de pareja. Si la mujer culmina su relación y decide re-iniciar su vida afectiva, muchas veces censurada y denigrada, mientras que el género masculino, puede ser celebrado ante su opción de separarse y al optar por una nueva pareja tan pronto culmina la relación, socialmente presenta permisos y aprobaciones que se dan por el hecho de ser de genero masculino.

La inequidad en el género se fomenta, la mujer asuma un rol asociado a expresar sus emociones, el cual erróneamente se le califica como débil y se encasillo tradicionalmente a labores domésticas para el cuidado de la familia educación de los hijos, acompañado de labores identificadas como “menores” en el ámbito doméstico (mal llamadas así), donde las acciones de “mayor” responsabilidad recaen en el género masculino (quien no se encuentra permitido el que exprese emociones y sensibilidades, debiendo ser fuerte y en ocasiones inexpresivo).

Socialmente se asoció a la mujer a escenarios que fomentan la visión de un género débil, que debe de depender del género masculino malamente concebido como “potente /fuerte” y en el que este el ultimo debe de asumir las diversas responsabilidades, desde los elementos económicos en el proceso de cortejo de la pareja, siendo mal visto tanto por el hombre como por la mujer que permite que uno de los miembros asuma el total de los gastos, y en mayor medida que el género femenino inicie un proceso de cortejo, porque el corresponde al género masculino dicho rol, como el que se exprese con libertad en el plano de la sexualidad para evitar ser censurada en el plano de un machismo. Se encuentra presente el riesgo de que el género femenino asuma un rol de dependencia como de debilidad, con el peligro de perennizarse.

La concepción de sexo débil como constructo es parte de la socialización infantil y herencia cultural como familiar que en variadas ocasiones cultiva miembros para el “servilismo” y “dependencia”, desde la creencia que para ser feliz se debe de complementar el ser humano con otro, lo cual en determinados contextos se impulsa al otro asumir un camino de emparejarse porque lo demanda la sociedad y donde no era necesariamente la ruta para el desarrollo ni satisfacción personal, como de pareja.

La intervención en terapia de pareja en contextos de asimetría es la generar espacios de simetría y empoderamiento al miembro que asumió el rol de debilidad y dependencia, con lo cual podremos disminuir los riesgos de violencia, dándose priorizar al empoderar, cortando el ciclo de ser objeto de posesión del otro.

 

Alvaro Silva, Doctor en Psicología

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