Minuchin menciona que los autores mantienen dos puntos de vista diferentes con relación a la formación del terapeuta familiar. Meyer Maskin, un supervisor analítico brillante y caustico del Instituto William Alanson White, solía contar a sus alumnos cómo en cierta ocasión, cuando deseaba construirse una casa de verano, le pidió a un arquitecto que le demostrara los planos de casas que había diseñado con anterioridad. Después de mirar su aspecto una vez terminadas. …“¿No deberíamos realizar una pausa para lograr un proceso analítico y riguroso cuando buscamos un analista? Dicho de otra manera, antes de  que iniciemos juntos el arduo periplo psicológico, ¿ No deberíamos observar de qué modo se ha construido su vida el potencial terapeuta? ¿En qué grado se entiende a sí mismo? ¿Qué clase de esposo/a es? Y lo que es más crucial, ¿cómo educa a sus hijos?
Otro observador igualmente crítico, el terapeuta Jay Haley, diferiría con el anterior punto de vista.

Haley afirma que conoce a muchos “buena gente” y padres modelos que son terapeutas mediocres o nefastos; él también conoce buenos terapeutas familiares cuyas vidas personales son un desastre. Ni las habilidades de la vida, ni el autoconocimiento alcanzado a través del psicoanálisis mejoran la capacidad del terapeuta para convertirse en clínico mejor.
La habilidad clínica, haría notar, requiere de un entrenamiento específico en el arte de la terapia: como planear, dirigir, reordenar las jerarquías. Eso solo se puede adquirir, defenderla, a través de la misma supervisión de la terapia. Según Haley, para conocer la calidad de un terapeuta familiar, se necesitaría entrevistar a sus pacientes.
En este caso nos encontramos en una encrucijada… ambos bandos difieren absolutamente y estamos de acuerdo con los dos (Minuchin).  … Este aspecto de la terapia requiere ciertamente de un autoconocimiento. Pero Haley también está en lo cierto cuando afirma que las respuestas terapéuticas no están guiadas por el autoconocimiento, sino por el conocimiento de los procesos de funcionamiento de la familia y de las intervenciones dirigidas hacia su cambio.
Para escapar de la paradoja, algunas escuelas de terapia familiar piden a sus alumnos que entren en psicoterapia durante su entrenamiento. De hecho, este es un requisito para licenciarse de algunos países europeos… Más recientemente, Harry Aponte y Mauricio Andolfi han desarrollado técnicas de supervisión que pretenden el autoconocimiento como terapeutas…


Minuchin, S., et al. (1998). El Arte de la terapia familiar. Buenos Aires: Paidos