Buscando un principe azul como pareja

Es frecuente escuchar en consulta de terapia de pareja que uno de los miembros refiere que esperaba que él o ella sean el príncipe o princesa, si es azul mucho mejor.  De tal modo que le atribuyen a aquel miembro un conjunto de cualidades desde la fantasía y que luego comienza a explorar y no se encuentran presentes (la desilusión inicia)


En algunos casos se espera que él o ella sea todo un caballero andante o una princesa, y emergiendo incluso fantasías de salvación, sin considerar que tienen un lado humano con sus carencias, inherentes a la calidad del ser justamente humano.

Carencias que todos llevamos desde nuestras primeras relaciones objétales en la infancia y que vamos adquiriendo y llevando con nosotros en nuestras, si es que no se procesaron adecuadamente.
Cuando comienza a surgir el aspecto humano con las ausencias propias del mismo se comienza a medir con las propias idealizaciones de lo que se busca como el príncipe azul, como salvador o salvadora y es necesario mencionar que en las relaciones de pareja se debe de evitar el “idealizar” es necesario asumir que el otro tiene carencias y no es perfecto y no  es ningún salvador de la propia existencia, que en este escenario le estamos atribuyendo la responsabilidad de nuestra propia vida. Lo cual nos corresponde a cada uno de nosotros en nuestras distintas facetas.


Iniciado el proceso de idealización de la pareja, va a originar de por si fisuras en la relación, ya que en algún momento van a comenzar a surgir los “pero”, “no pensaba que era así”, “nunca pensé”, etc., de tal forma que la disconformidad emerge y con ella el pasar la factura. El pasar la factura como el que alguien tiene que pagar la frustración que le están ocasionando. Sin observar que el único responsable es aquella o aquel que idealizo, y no quiso ver o aceptar al otro con las carencias humanas naturales y propias del desarrollo.

Dr. Alvaro Silva

Algunas caracteristicas disfuncionales del terapeuta


Terapeuta obsesivo
El terapeuta obsesivo al pie de la letra lo que le indican los libros sobre un determinado modelo terapéutico. Su adhesión ortodoxa los modelos, mientras más rígida sea, más limita y costriñe su creatividad. Sobre adaptarse a unos referentes determinados genera la imposibilidad de desarrollar cualquier originalidad. El temor a apartarse el manual de instrucciones resulta paralizante y acaba malogrando las menores inventivas que pueden surgir en la práctica. Es el caso de los terapeutas que, al comenzar a ejercer su rol, experimentan una inseguridad que les hace aferrarse de forma compulsiva a un modelo. De esta manera, se bloquea toda iniciativa personal y se vive con culpa el apartarse de las pautas que lo definen.
Su lema: es yo no soy yo si me aparto de las indicaciones teóricas y técnicas del manual del modelo.
Terapeuta racional o intelectual
se caracteriza por darle preminencia el pensar, postergando cualquier elemento de corte emocional. En supervisión, cuando se le pregunta por su resonancia acerca de algún tema donde se encuentra bloqueado, habla de lo que piensa al respecto y no se conecta con su sentir.
Se trata, por lo general, de personas poco pragmáticas que se sumergen en elucubraciones teóricas y que buscan continuo apoyo en referencias bibliográficas de autores correctamente citados. Por lo tanto, se relega la experiencia y la correspondiente evidencia emocional para darle preponderancia a la teoría. De esta manera tratan de protegerse de las ansiedades que le despierta el rol del terapeuta, adquiriendo una falsa seguridad a través del razonamiento sostenido por los aportes teóricos.
Su lema es: yo pienso, de acuerdo a lo que plantea el autor X, en el año y en que publicó su libro Z.
Terapeuta clon
Esta posición consiste en identificarse al máximo con su formador, supervisor o maestro en psicoterapia, remedando sus gestos, postura, intervenciones y hasta tonos de voz y tics verbales. Por lo tanto el terapeuta clon renuncia a ser él para convertirse en su maestro perdiendo su propia identidad y, por supuesto, abordando aspectos importantes de su creatividad.
En numerosas oportunidades, esta identificación sólo cubre un espacio de transición en la formación profesional, en tanto se procede a gestar el propio estilo. El problema se suscita cuando esta copia masiva o falsa  identidad perdura a través del tiempo y se pierde la cepa personal del terapeuta. Un profesional empeñado en ser otro podrá resultar más o menos astuto o brillante, pero la falta de originalidad minara sus recursos.
Su lema es: yo no soy yo, soy otro, pero así me siento más seguro.
Terapeuta impotente o desvalorizado
Es aquel que muestra sentimientos de ineptitud y auto descalificación con respecto a su rol profesional. Aunque su inseguridad no alcance a inmovilizarlo, si consigue disminuir su soltura, generando ideas y fantasías de no poder llevar adelante su labor terapéutica. En muchas ocasiones, la desvalorización acompañada de sentimientos de culpa, lo que lo transforma en un terapeuta balbuceante que convierte cualquier vacilación del paciente en errores estratégicos propios.
Se trata de un terapeuta depresivo que, hundido en sus sentimientos de minusvalía e impotencia, difícilmente podrá afrontar su tarea no es a través de un auténtico proceso terapéutico que le ayude a mejorar su autoestima.
Su lema es: yo no puedo, no sé, no llegaré a ser como mi maestro.
Terapeuta aterrado
Es el tipo de terapeuta que sucumbe frente a su propio miedo, logrando desarrollar un blindaje que lo inmoviliza. Para disimularlo puede recurrir a trucos como callar, a sentir o devolver al paciente sus preguntas. Ha traspasado el umbral de la cautela, que permite establecer canales de prevención, para entrar en el territorio de la defensa total. Las inseguridades van acompañadas de pensamientos negativos, de insuficiencia y descalificantes, que son los productores del bloqueo. Por así decirlo, el terapeuta prefiere inmovilizarse a actuar de manera equivocada, o, dicho de otro modo, sacrifica la eficacia en evitación del posible error.
Su lema es: yo no creo en mí y prefiero no hacer nada  para no equivocarme
Terapeuta omnipotente
Es el que posee la defensa más estructurada, puesto que, frente al sentimiento de inseguridad e impotencia, desarrolla una actitud que expresa su antípoda, es decir, la omnipotencia. El profesional, en la creencia de que es un genio de la psicoterapia, actúa con una seguridad ficticia, tanto en las intervenciones que realiza como en la relación con los pacientes.
Además, este mecanismo excede a la psicoterapia y se adentra en la formación, puesto que, por lo general, el terapeuta omnipotente no supervisa por entender que no lo necesita. Desde este lugar de tanta superioridad relacional, tiende a descalificar al resto de los profesionales, alcanzando a libros, investigaciones y hasta autores de renombre. Y su pedantería y soberbia son de tal magnitud, cabe imaginar el riesgo que ello entraña para las familias atendidas.
Su lema es: yo todo lo puedo, soy el mejor y no necesito que me ayuden.
Terapeuta todo vale o pseudo creativo
Aparentemente lejos del miedo, aplique estrategias y técnicas indiscriminadas, en nombre de valorizar el estilo personal y de no adherirse a ortodoxia alguna.
Son aquellos profesionales que cuando se les pregunta acerca de su modelo, hacen gala de un eclecticismo indiscriminado en nombre de la creatividad, dándole preeminencia al sentir frente al pensar y privilegiando la inquisición sobre el conocimiento en vez de realizar una síntesis equilibrada de ambos aspectos.
Su lema es: soy ecléctico y sólo son importantes sentir y la intuición.
Terapeuta bombero
Es el que siempre se coloca en las situaciones más difíciles de ejercicio. Se caracteriza por atender casos graves y por estar disponible incondicionalmente, sin importarle horarios nocturnos o fines de semana.
Sobreprotector de sus pacientes, a los que mima con exquisito celo, el terapeuta bombero está siempre pronto para actuar. En general, estos profesionales relegan su vida personal por privilegiar la profesional. Son los grandes ayudadores, que en numerosas oportunidades buscan, dentro y fuera del área de la consulta, reconocimiento, afecto y valoración, más que el común de las personas. Aunque una dosis de abnegación es sin duda, un buen atributo terapéutico, estos profesionales exceden en su disponibilidad, pudiendo fomentar en ciertos pacientes rasgos de irresponsabilidad y dependencia.
Su lema: es puntos siempre estoy cuando me necesitan. Quiero que me valoricen.

 Ceberio, M. y Linares, J. (2010).Ser y hacer en terapia sistémica. La construcción del estilo terapéutico. Buenos Aires: Paidos

Reconstruyendo la relación de pareja

Cuando hablamos de reconstruir la relación encontramos que algo se ha roto o fracturado, en este proceso de por sí, ambos miembros se han lastimado y sin embargo, observan y sienten que todavía se encuentran presentes motivos y elementos por los cuales se puede volver a rearmar la relación de pareja.

Este proceso de retomar la relación, es de por sí un volver a descubrirse, donde, si bien es cierto, surgieron con el otro : dificultades, conflictos, malestares; pero no es solo aquello, si no también es el darse cuenta de que tiene cualidades, aspectos positivos, logros en común, metas y anhelos, etc.

Es este punto en donde se invita a la pareja a que se auto evalúe, que explore las zonas de conflicto y las zonas de bienestar de la relación. Evaluación que es importante, dado que cuando se reconstruye y retoma una relación, esta no consiste en negar la existencia de aquello que los separó, al respecto es común escuchar expresiones como: borrón y cuenta nueva, no paso, si los dos lo olvidamos todo está bien, hagamos de cuenta que nunca sucedió, etc., sin embargo, sucedió, se dio. El negar va a llevar a la pareja a un malestar más profundo que puede que no se observe en un instante donde la emoción lo abarca todo (por la ilusión de mantener aquella imagen de la pareja, en algunos casos ideal) , solo que es como la expresión: el tapar con un dedo el sol.

Al respecto el camino de reconstruir la relación debe de por si llevar a aceptar y procesar como pareja, aquello por lo que se distancio. A partir de este punto se puede iniciar un camino de terapia de pareja, en el proceso de reconstruir la relación con motivación y voluntad de ambos miembros de participar del proceso de terapia de pareja, en el que se puede observar las posibilidades que tienen como amigos. Donde el vínculo generado por la confianza es primordial antes que nada y es que la pareja tiene diversos roles, posteriormente es también el de re-enamorarse ambos, que sienta la presencia del otro sin asfixias y hasta donde ambos se sientan cómodos a través de su dedicación.

Y un elemento indispensable en este proceso, aunque parezca trillado mencionarlo, y que es básico e indispensable, necesario: la comunicación abierta y sincera, si no existe este elemento el espacio de terapia pareja se puede convertir simplemente en un pretexto de: se intentó, pero no se logró. Además del proceso de exploración de aquello en lo cual se tuvieron dificultades y de cómo ha influido en la relación y de qué camino se tiene que tomar ahora para que ya deje de ser un elemento de lastre y de cómo afecto a la misma. Al respecto, citando otra expresión que surge en varias parejas: se perdona, más no se olvida, en este contexto es cuando está presente aun el malestar, latente, es como el mar parece calmo, sin embargo las corrientes se encuentran bajo la superficie. Al respecto, el acompañamiento en terapia individual es necesario, en estos casos, en el que el procesar lo sucedido necesario para construir una relación desde lo sano.

El amor en las redes sociales

La reflexión surge desde el ingresar a diversos medios de transporte, al  tomar un café,  en un aula, y encontrarme  con algo casi cotidiano con diversos grupos de jóvenes provenientes de diversos estratos socio-económicos y que no deja de ser interesante lo percibido, la tendencia del ser humano en lo que respecta a ser parte de una red, el sentido de ser parte de un grupo y lo cual no sólo se da en una determinada generación y  momento, sino como un continuo en el tiempo, constituyendose como característica del ser humano: la de tender a permanecer en y a un grupo, fenómeno que se observa en diversas generaciones desde adolescentes a más grandes. Y es cuando surge el uso de los actuales equipos de tecnología multimedia y con acceso a las ya conocidas  redes sociales. En el caso de no poder acceder a los sistemas portátiles, se dispone de otros medios como la red en casa o la de un Cibercafe (y que en la actualidad proliferan en Perú) en diversos espacios socio-culturales en mayor o menor número, donde el pertenecer a una red social tradicional se traslada al espacio virtual y no se constituye como un privilegio,  transformándose en un nuevo uso cultural,  una forma per se de ser del grupo.  Escuchandose expresiones dentro de lo cotidiano  y con tendencia en los grupos más jóvenes, sin ser excluyente de otros: ¿tienes una cuenta de Facebook?

Es frecuente en sesiones de terapia de pareja que muchas de ellas se han conocido por Tinder y las sesiones de terapia de pareja tambien se den por el espacio virtual.

Los modos y tipo de relación han cambiado desde hace varios años y se han intensificado en la tendencia de la agrupabilidad virtual en estos últimos, donde el uso de la red social en nuestro días  se masifica en acceso, se convierte en un circuito cotidiano de relaciones (al respecto el libro: Al medio al sitio de Rolando Arellano, nos muestra un interesante análisis actual del crecimiento social y  de los estilos de consumo en los peruanos entre los que se cita la explosión del uso del internet) y la forma de relacionarse está cambiando muy rápidamente.

Recordando la conversación con un colega, cuando se plantean las nuevas formas de relación y de cómo estas se han trastocado desde el cambio de plano tridimensional al bidimensional (este último, ancho y altura, y me refiero a las imágenes, fotos, íconos , símbolos y significantes, etc.) donde hace algunos años era común el reunirse en cafés, restaurantes, etc., y en los que se podía percibir al otro utilizando los diversos sentidos y que en  los momentos actuales del fenómeno de la red social virtual globalizada, se está generando que el percibir se centre básicamente al sistema visual, dejando relegados al menos por un tiempo a los otros sentidos y en la cual se podrá además apretar un botón que indica “me gusta”, si fuese el caso del todo y tan solo es una parte.

En relación a los vínculos sociales y del amor, el efecto de la red social se encuentra en este momento siendo devastador para muchas relaciones y en otras ha contribuido a fortalecerse o reunirse más aun, en la que ya es común escuchar expresiones (de los clientes que acuden a la consulta en las sesiones de terapia de pareja) y que disponen de una cuenta personal en la red social, cuando expresan: él dice que me ama, más no desea que vea su facebook … , soy el amor de su vida y no tiene colgada una foto mía o nuestra …, nunca da un comentario en relación a mí en su face…

En otros casos el impacto ha sido mayor ante expresiones:  “lo/la descubrí a través de Facebook”, “ salía con otro/a”, “el/ella, porque siempre comenta su perfil” “me he convertido en detective del face y descubrí su infidelidad” “tiene varias cuentas del Facebook”, etc…

 La lista es amplia y al respecto conlleva  a reflexionar que tanto el fenómeno de la red esté impactando en el vínculo para la unión de nuevas parejas y la separación de otras.

Donde si bien es cierto se han encontrado un espacio de encuentro (así como de riesgo, teniendo en cuenta que en las redes la identidades se crean y recrean) y que en la actualidad ya no son solo comunes a los adolescentes, sino ha adultos, y el cual se ha convertido en un espacio de separación, inclusive teniendo el efecto de amplificar lo observado, al tener en cuenta de que sólo se está recurriendo a un sentido y a un canal de procesamiento que lo ha percibido, y descontextualizando en otros casos lo sucedido y llevando a más de lo que realmente es.

Recordando la expresión final de un cliente quien menciona: «no me deja tener privacidad”, desde el discurso se puede observar lo importante y el rol que ha asumido en la vida de la persona, pertenencia e intimidad.

Se está convirtiendo al respecto en un ambiente diferente que nos invita a los profesionales a explorar y entender en mayor medida el impacto de la redes en la vida de las personas, dentro de su cotidianidad, lo cual está por demás mencionar que va a depender de la cultura, cultura que sin embargo se expande en mayor medida en cada momento y en cada lugar y con más rapidez de la imaginada.

Desde el espacio de terapia pareja, es de por sí en invitación a brindar alternativas en tiempos contemporáneos ante situaciones antes ni siquiera pensables y que ahora son una realidad presente y en las que participen todos los sentidos relegados.

Curanderismo y amor en pareja

Curanderismo y amor en la pareja

Aproximaciones a la terapéutica del amor, desde las intervenciones tradicionales a la terapia de parejas contemporáneas en Lima-Perú.

El amor es uno de los motores del mundo, muchas acciones son movidas por el amor o en nombre de él, al respecto, como muestra, se han se edificado tantas empresas y emprendimientos. Incluso se instauran días: Día del amigo, del ser amado, etc. Para lo cual es requisito una celebración y es mejor una determinada marca o producto.

Consolidándose como un producto socio-cultural.

Donde el celebrar el afecto por el otro no merece un día ni una fecha especial, es el reconocimiento de la existencia del otro en la cotidinianidad.

Al reflexionar sobre el tema, se observa un sin fín de servicios antes de los cuales se prescindía, inclusive de los psicólogos, no éramos parte del engranaje en las sociedades tradicionales. En sus inicios las sociedades y grupos humanos tenían sus propios sistemas de autorregulación y orientación, los cuales estuvieron a cargo del shaman, vínculo entre el cielo y la tierra, hombre sabio que ha estado presente en las diferentes culturas, cuya función se ciñó a la de orientar a diversos grupos humanos ante las adversidades. Hoy los encontramos en las comunidades tradicionales, ejerciendo su función de guías, donde acompañan diversos procesos con efectos terapéuticos y encontramos algunos rezagos en las urbes, claro no con el rol tradicional de medice man, diría al contrario con una visión más emprendendora.

En algún momento revise algún diario en el que se ofrecían servicios como: Traigo al ser amado en 48 horas, en otros lo ofrecían en 24 horas, y en otro en 1 hora, etc. ,propuestas de un tono mágico. Y que me llevan a pensar que por amor se participa de rituales y practicas no contempladas. Ante el deseo de retener al otro, evitar su perdida, así como el de evitar el propio dolor.

En nuestro medio se dan estas variantes de orientadores en temas afectivos, dado que nuestro país tiene un arraigo muy fuerte en lo mítico, por tradición.

En nuestras ciudades cosmopolitas quien tiene en la actualidad la función de orientador, consejero en temas del vínculo afectivo, psicológico, cognitivo, son los profesionales formados en psicoterapia, mayormente psicólogos. Función en la que si bien es cierto no prometemos el retorno del ser amado en corto plazo e incluso el retorno, si podemos ofrecer un espacio de escucha, esclarecimiento y orientación en relación a la dinámica del vínculo afectivo de la pareja, desde la primera sesión de terapia, orientando a uno de los miembros o ambos en el fortalecimiento del vínculo, de ser viable o acompañamiento ante la separación cuando la reunión de ambos miembros no lo permite.

En relación a la terapia de pareja encontramos usuarios del servicio con diversas expectativas, desde los que me mencionaron en consulta que acudieron con curanderos, brujos, shamanes, miembros de la iglesia y decido venir donde Ud. Como última alternativa, me dejo pensando… (el último cartucho…) y es que ahora ya nos separamos.

Realmente también visitaron a muchas personas antes de llegar a la consulta de terapia de pareja, ante las creencia del daño por envidia a la relación, a la persona, a la felicidad, a la prosperidad, etc. , participando de ritos y curaciones mágicas, logrando que el pasar del tiempo la relación se maltrate al persistir los conflictos y la presencia de malestares, algunos incluso corporizados: su presencia me genera nervios, ansiedad, tiemblo cuándo se acerca, me deprime su presencia, etc.

La terapia de pareja es una alternativa de mejora de la relación, y viable cuando esta tiene espacio de retejerse, en los casos de asistir a la terapia posterior a las dificultades, hay también posibilidades de reconstruir la relación, solo que la relación misma se ha expuesto a situaciones de crisis, que debilitan el vínculo.

La visita al profesional psicólogo debe de ser vista como un aspecto preventivo, a través de la asesoría y consejería cuando el tiempo no es muy amplio o un proceso de terapia en si, individual y de pareja cuando es viable.

Alvaro Silva - Psicologo

Teléfono: 980-980-808